El aroma de la tierra, el mar, el cielo... verdaderamente fascinante. Desearía poder disfrutarlo, volver a tener mi ala derecha y volar sobre la inmensidad de este y otros tantos mundos, pero es así mi destino y así mi pesar. Probar aquello prohibido por el creador, aquel quien era la suma de todos nosotros y de Eloim, y por juicio de éste fué mi condena: caer hacia la podredumbre del mundo al cual hicimos sufrir con nuestras perversiones.
Tomar la esencia energética de un ser vivo, convertirla en partículas y absorverla para estremecer nuestras entidades, aún sabiendo q era efímero y prohibido, era un placer infinitamente mayor a todos los q un cuerpo puede experimentar. El creador ya no estaba y los grandes líderes todos discrepaban y hablaban de dolor y disparidad; quién nos juzgaría?
Hoy todos los ángeles de la Desolación han muerto, salvo yo, con una sola ala, recordando la gloria de zurcar el universo colaborando en la creación hasta aquel fatídico momento en que junto con mis aliados fuí derrotado en una batalla q no debíamos pelear en el estado en q nos hallábamos... "drogados" con almas humanas... y caímos desterrados de un cielo imaginario, para ser aquello de lo que tanto nos burlamos. No pudiendo volver a ser el ángel en cada rincón triste, desearía haber muerto también
BenOniEl, ángel de la desolación
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