Dame fuego
Vagaba por la triste ciudad
buscando algo entretenido que hacer
con mi tiempo, que sobraba,
algo para mi soledad desvanecer.
Ni la luna ni las estrellas
hablaban conmigo hacía mucho,
así como a los meros humanos
llevo tiempo que no los escucho.
Ahí estaba ella, inmóvil,
sentada en la esquina solitaria,
y el foco de la calle parecía
que solo su figura alumbraría.
Era tan joven y bella
esbelta y de cabellera morena
que escondía casi todo lo pálido
de la carita tan serena.
Le pregunté si es que acaso
fuego para prestarme tenía,
me respondió que no fumaba
y "yo tampoco" luego yo le diría.
Pero el fuego de sus ojos
era lo que andaba buscando
algo que haga de esta bruja tan dura
por una noche un ser blando.
Pero el ser tan solitario
de tan bella carita y cabellera
era una simple carnada puesta
para convertirme en la cena...
Seres de dientes afilados
de las sombras emergieron
buscando mi vida extraer
pero cuidarse debieron.
De mis manos emergió fuego
y sus ropas ardieron en llamas
se revolcaron por el suelo
y la piel se les llenó de llagas.
Aullando se apartaron corriendo
como desesperadas ratas
mientras yo aún contemplaba
a la chica que a la nada admiraba.
Su mente estaba vacía
dominada por los seres asustados
aunque ya se hubieran ido
y a mi merced la abandonaron.
Le ofrecí venir conmigo,
ya sin palabras elegantes,
aún sabiendo que muy pronto
la volvería una pira llameante...
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